Tras su más reciente aventura, la serie de Manolito Gafotas cuenta con ocho títulos protagonizados por Manolito Gafotas y que todos reconocemos gracias a las ilustraciones de Emilio Urberuaga, Premio Nacional de Ilustración.
La serie creada por Elvira Lindo, que recibió el Premio Nacional de Literatura Juvenil, se ha convertido en lectura recomendada y gracias a su popularidad, ha sido adaptada al cine y a la televisión.
Manolito nos presenta a su familia, su barrio, sus amigos, el cole... en cada una de sus ocho aventuras.
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Mejor Manolo
El célebre Manolito Gafotas regresa con un nuevo episodio de la serie galardonada con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. El mundo ha cambiado en estos diez años, Manolito ha crecido. Por sus páginas desfilan todos los personajes que han dado color a la colección: su madre Cata, su padre Manolo, el abuelo Nicolás, su hermano menor, conocido como «el Imbécil» y destronado por la nueva hermanita, «la Chirli», la sita Asunción, el Orejones, el chulito Yihad... La inimitable mirada de Manolito Gafotas ilumina nuestra realidad (la del mundo mundial) con la agudeza y la frescura de siempre.
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Manolito Gafotas
Manolito Gafotas, como lo conocen todos en su barrio de Carabanchel (Alto), es un niño dicharachero que vive con sus padres, su abuelo Nicolás y su hermano pequeño, el Imbécil, y que siempre está dispuesto a contar su visión de las cosas. Junto a su mejor amigo, el Orejones López, y su mayor enemigo, el chulito Yihad, la vuelta al colegio Diego Velázquez se convierte en una aventura. La llegada de un nuevo compañero, Paquito Medina, una cita en el Árbol del Ahorcado con Susana o el cumpleaños más feliz del abuelo Nicolás son algunos de los acontecimientos memorables del primer libro de Manolito Gafotas.
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Manolito tiene un secreto
Si Manolito Gafotas pudiera pedir tres deseos se quitaría la miopía, aprobaría las matemáticas y se cambiaría el puesto con el Imbécil. Porque, aunque Manolito sea el héroe más admirado de su hermano menor, no puede negar que el Imbécil es el niño más gracioso de la infancia, un auténtico niño de anuncio, y encima vive en el mundo mundial de la felicidad. Pero cuando Manolito se entera de un secreto que cambiará sus vidas en Carabanchel (Alto) para siempre y pondrá fin al reinado absoluto del Imbécil, decide no contárselo todavía y dejar que disfrute de unos meses más de felicidad.
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¡Cómo molo!
A Manolito Gafotas le encantaría tener un pueblo al que ir de vacaciones en verano con su familia. Mientras sus amigos le escriben postales desde destinos exóticos como Carcagente o Miranda de Ebro, el barrio de Carabanchel (Alto) parece un planeta abandonado. Pero Manolito no tardará en darse cuenta de que las apariencias engañan. Entre la aventura en la piscina con el abuelo Nicolás, las guerras de pies con el Imbécil en casa de la Luisa, la tía vikinga que llega desde Noruega y su nuevo amigo «de toda la vida», al final el verano en casa mola mucho más de lo que parecía a simple vista.
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Los trapos sucios
Según Manolito Gafotas, para escribir una autobiografía hay que tener mucho valor, sacar los trapos sucios y estar dispuesto a mostrar las dos caras (no sólo la buena) de nosotros mismos y de toda nuestra familia, aun a riesgo de destruir nuestra imagen pública. Sin embargo, como comprobará Manolito en sus propias carnes, la verdad no es tan fácil de descubrir. A veces nos hacemos ilusiones infundadas y otras veces la confusión es tal que no sabemos si estamos soñando o si estamos despiertos. Lo que seguro es verdad de la buena es que Los trapos sucios recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1998.
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Pobre Manolito
Para quien la vea desde fuera, la vida cotidiana en Carabanchel (Alto) puede parecer un día a día normal y corriente. Sin embargo, cuando te lo cuenta Manolito Gafotas, la idiosincrasia de sus habitantes aflora espontáneamente a la superficie, no siempre con buenos resultados para la reputación del barrio. Así, una fiesta sorpresa termina con el homenajeado rojo como un tomate, la jornada extraescolar de arte reciclado concluye con la huida despavorida de los animadores infantiles e incluso cuando todos animan al Real Madrid y parece que no hay conflicto posible, uno puede meter la pata hasta el fondo. Pobre Manolito; menos mal que su abuelo, su superabuelo, siempre está en su equipo.
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Manolito on the road
El padre de Manolito ha decidido llevarse a su hijo con él en su próximo encargo. De modo que, al amanecer, salen juntos por primera vez en el camión. Manolito quiere convertirse en un copiloto callado y lleno de misterio, pero cambiar de personalidad no es tan fácil; el verdadero «yo» de Manolito pasa la mitad del viaje contándole a su padre su experiencia oriental en la Semana del Japón, con samuráis asesinos incluidos. Aunque no hace falta irse tan lejos para enfrentarse a lo desconocido: desde un desayuno sin chococrispis en un bar de carretera hasta una noche de pesadilla en el hostal de lujo El Chohuí, un viaje de Carabanchel (Alto) a Cuenca da para muchas aventuras.
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Yo y el imbécil
Al abuelo de Manolito lo van a operar de la próstata y, de la noche a la mañana, Manolito y el Imbécil pasan a ser unos niños «abandonados» frente a la puerta de la Luisa, la vecina de abajo. Pasado el primer susto, la Luisa decide comprarles ropa, peinarlos y dejarlos como nuevos. Pero este cambio de imagen no engaña a nadie porque pronto terminan metiéndose en líos por partida doble. Y es que, aunque aún no sepa leer ni escribir, el Imbécil tiene mucho talento para ello. Eso sí, también tiene su corazoncito: cuando ve que alguien sufre, es el primero en compartir su chupete para poner el broche y un fi nal feliz a la historia.